
No me gustan para nada las montañas rusas. Tan sólo disfrutaba la velocidad con la que suben, cuando parecía que iba a salir proyectada al cielo y caer en cualquier lugar, Dios sabe dónde. Pero odiaba con todas mis fuerzas esos malditos tramos en los que casi estabas tocando el firmamento con los dedos de los pies y en décimas de segundo, la velocidad que antes me había enamorado, te deja hundido en la miseria. Odiaba las montañas rusas por esos asquerosos altibajos, y eso que mi vida era una puta montañita de éstas.
En realidad mi existencia era algo así como una feria. Todo muy bonito, lleno de música, luces, atracciones, algodón de azúcar…Hasta que vas a comprar tu fichita tan ilusionado y dentro de la caseta del tiovivo, te encuentras un gitano con cara de amargado y de timador en potencia. Sin duda, echa para atrás. Aunque si no te gusta esta comparación, también podría considerar mi vida como un circo nómada: divertido, construido al calor de las sonrisas más inocentes, vestido de colores que arropan…pero también lleno de payasos y animales. Además, tristemente, yo era la protagonista.
¿Qué por qué te digo todo esto? Pues porque, sin ir más lejos, aquel día había estado montada en un vagón de esas montañas rusas, metafóricamente hablando. Había despertado tan bien, tan contenta. Con esa sensación de que era mi día, pues aquella sonrisa que vestía mi adormilado rostro no podía engañarme.
¿Nunca te ha pasado? Que has despertado, pero aún así sigues soñando. Todo era tan mágico, el sueño de esa noche me había sentado tan bien. Además lo recordaba a la perfección, todo tenía sentido (cosa no muy común en mi; el tener sentido, digo.). Hasta que de repente caí del nido. Un rayo de luz no sólo me cegó al abrir la puerta, sino que me devolvió a la realidad. No tenía nada de lo soñado, volvía a poseer mi triste y monótona vida gris. Ya está, había rodado cuesta abajo.
Ya la teníamos para todo el día, mi sueño ya no tenía sentido. En realidad, mi siempre biografía carecía de sentido. Malditos días nublados.
HB
Marina L.